Todavía hoy, luego de cuatro meses desde la primera publicación en el sitio, y luego de inimaginables e incontables horas de trabajo en montarlo todo de forma que se respete a todo aquel que por aquí pase, en ocasiones me pregunto por qué le he dedicado todo este tiempo a esta página web, y si servirá de algo.

En la Universidad también tuve un sitio web, Contra Reloj se llamaba, y estaba dedicado a publicar mis sugerencias para aquellos que entraban nuevos, desde la voz de la “experiencia”. Este no tuvo mucha acogida, sobre todo si tenemos en cuenta que para acceder a él había casi exclusivamente que ir a las salas de computación de la universidad, luego que acabasen las clases. Esto significaba llegar a la residencia estudiantil muy tarde, incluso en ocasiones cuando ya el horario de comida se había acabado. Además, tenía que competir por el poco tiempo que teníamos de acceso a internet con Facebook y YouTube, y leer blogs no era una práctica difundida en nuestra pequeña cede.1 Está claro quién perdió.

Contra Reloj duró algunos meses, hasta que me di cuenta que no le interesaba a nadie y el tiempo que le dedicaba podía emplearlo en otras cosas, quizás incluso menos productivas. Ahora es diferente, pues ya los problemas de conectividad son cosas del pasado para los de aquí, y mucho menores para los de allá. Sin embargo, todavía queda la misma pregunta de hace seis años: ¿le interesará a alguien lo que escribo? ¿podré esta vez competir —y de cierta manera ganar— con las redes sociales?

Varias cosas puedo sacar en claro. Una de ellas es que evidentemente la idea de comenzar la página web no fue orgánicamente mía, sino que surge a raíz de cierta influencia del contenido que he estado leyendo en los últimos meses (otros blogs).

Las redes sociales nunca me han atraído, y me parecen un espacio donde —a excepción de algunos creadores— todos llevan una segunda intención, donde la mayoría de las opiniones son deshonestas y el cinismo pulula. Me abro las cuentas en ellas y las cierro a los pocos días, no encuentro nada profundo, nada real. Sin embargo los blogs de las personas son distintos, no hay segundas intenciones ni cinismos, sólo la persona exponiendo de forma transparente lo que piensa del mundo con el que interactúa, y haciéndolo con intención, con profundidad. No hay likes, no hay publicidad, no hay algoritmos que dicten lo que se te muestra o no, nadie trackea tus clicks, no escriben las inteligencias artificiales… sólo gente expresando su pensamiento para todo aquel que quiera leerlo y utilizarlo.

Por supuesto, también el sentimiento de haber creado algo con tus propias manos me ha influido y motivado mucho. A pesar de no saber cómo utilizar Hugo o manejar un Servidor Virtual Privado (VPS), fue lo que seleccioné. Estas herramientas no brindan una interfaz visual como Wordpress, Kirby otro Content Management System (CMS), y su simplicidad, eficiencia y velocidad una vez montado el sistema tienen como precio muchas horas de investigación y de escritura de código. Este sitio web es lo más simple que he sabido hacerlo para que sea a la vez estético y respetuoso de cara a las libertades de todo el que por aquí pase. Hubiese sido más fácil y económico ir con Wordpress y poner Google Anlytics/Ads. Sin embargo esto denigraría a los lectores, a sus libertades, y los hubiese tratado como consumidores. Hubiese convertido este sitio en lo que tanto detesto. Pero más grave aún, todo aquello que hubiese publicado no hubiese sido un reflejo de mí como persona, sino una imagen confusa influenciada por un hambre siempre creciente de visitas y ganancias.

Pero sin duda alguna, el retorno en valor de todo el tiempo, dedicación y constancia destinados al sitio web es tener un espacio concreto donde escribir lo que pienso. No por el simple hecho de mostrarlo, sino porque ha comenzado a constituir un medio que me fuerza de cierta manera a capturar las ideas que me pasan por la mente y en el proceso de expresarlas llego realmente a analizarlas de forma profunda —al menos relativamente— e interiorizarlas. Tener un espacio de este tipo más que conectar con otros, te hace encontrarte a ti mismo, te permite exteriorizar tus pensamientos y verlos desde puntos de vista distintos. De esta manera, aquello que pensábamos que pensábamos, sin ni siquiera haber pensado en ello, comienza a encontrar estructura, formas, sentido. En ocasiones aquello que creía pensar era el resultado de no haber pensado en lo que creía.

Finalmente, un rasgo fundamental que siempre ha caracterizado a las civilizaciones humanas es el almacenamiento y distribución del conocimiento. Existe la necesidad manifiesta de documentar nuestras experiencias, para que sobre ellas puedan erigirse nuevas ideas. Por supuesto, no hago referencia a que un sitio web como este deba ser documentado en una biblioteca, sino que de alguna manera lo que yo piense hoy pude servir a otros mañana. Personas muy cercanas han tenido puntos de vista muy claros y sabios de la vida, pero nunca exteriorizaron y documentaron su sentir para que hoy otros pudiésemos erguirnos en él, e incluso sentirlos más cerca.

Actualización

Ayer me encontré con el artículo Into the personal website-verse de Matthias Ott. Este es realmente una obra maestra que estoy seguro te abrirá las puertas de un sinfín de nuevos blogs y proyectos.

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Notas


  1. No estoy negando la posibilidad de que fuese muy malo el blog, pero sí creo que no fue esta la causa de su poco alcance. Si tuve usuarios, lo que no actividad. ↩︎

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